Texto: Alvaro Izaguirre
¡No hay futuro incierto para los hijos de Dios!, esta frase tiene su fundamento en Jeremías 29:11, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
En momentos de crisis es difícil confiar, para
muestra, vale la pena recordar cuando Jesús al lado de sus discípulos viajaba en
aquella barca, y se quedó dormido, se desató una gran tempestad, ellos lo
despiertan y le dicen, “¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo:
¿Por qué teméis, hombres de poca fe? ”[1], ¡El
final de la historia ya lo conocemos!
O aquella pesca milagrosa, cuando Jesús le pide a
aquel humilde pescador que se sentía fracasado, por no haber conseguido su
cometido luego de tanto esfuerzo, que echara las redes al agua, “Simón le
contestó: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado
nada, pero porque Tú lo pides, echaré las redes”[2], ¡El
final de la historia ya lo conocemos!
¿Cuantas veces nos hemos sentido así? Es necesario
tener humildad, y reconocer que necesitamos hacer las cosas, poniendo por obra
su palabra, ¡debemos ser insistentes para lo bueno!
También aquel pasaje, cuando las hermanas de Lázaro
enviaron a decir a Jesús, que atendiera la petición acerca de la enfermedad de
su hermano, “Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para
la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”[3], ¡El
final de la historia ya lo conocemos!
¿Habrá algo imposible para el triunfador de la
muerte?
Ciertamente, para manifestaciones difíciles se
necesita FÉ, la cual es un don del Espíritu Santo, y sin la cual es imposible
agradar a Dios[4],
siendo importante buscarla, considerando que todo intento que realicemos, si es
sincero, Dios lo tomará en cuenta. Recordemos aquella enseñanza de Jesús: “Pues
si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”[5]
Dios, es superior a cualquier problema, por difícil que
sea. El mundo atraviesa una etapa complicada, y la preocupación invade los
pensamientos, a veces necesitamos predicarnos a nosotros mismos, y recordar las
promesas que hemos escuchado a lo largo del tiempo, como dice el Salmo: Bendice
alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios”[6]. Si,
los mismos que ya hemos recibido a lo largo de nuestras vidas.
¡No hay futuro incierto para los hijos de Dios!, ¿qué
se necesita para ser hijo de Dios?, al respecto la biblia es clara, “Pero a
todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de
Dios, es decir, a los que creen en su nombre.”[7] ¿Tú
ya lo recibiste y crees en Él?, entonces eres hijo de Dios.
Hay algo que es importante recordar, Dios es el que
pone el querer como el hacer[8],
si sentimos la necesidad de buscarle, es porque El Señor lo ha propiciado.
Al respecto dice la Palabra, “Ustedes no me
escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que
vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo
lo que le pidan en mi nombre”[9].
La clave entonces, es dar “mucho fruto y que este
permanezca”, y para darlo, así como los árboles, es necesario recibir agua
viva, dejar que sea limpiada la roya, siendo podados inclusive, es parte del propósito,
el cual es superior a cualquier problema.
¡Señor a quien iremos, solo tú tienes palabras de
vida eterna![10]
[2] Lucas 5:5 Biblia de las Américas
[6] Salmo 103.2 Reina
Valera 1960
[8] Filipenses 2:13 RVA
[9] Juan 15:16 BLP
[10] Juan 6:68 BLP