Por Alvaro Izaguirre.
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Quise dedicar unas líneas a quienes les
tengo particular admiración, porque han marcado mi vida de alguna manera,
porque siguiendo su ejemplo he tenido la oportunidad de ir saliendo adelante.
A la mujer que se privó de lujos y gustos,
para que sus hijos tuvieran estudio....
La señora hoy anciana que me enseño que
cuando tuviera una moneda debía gastarme un poco y también se debía guardar un
poco.
Al anciano que me inculcó el gusto por
conocer de Guatemala, de la política, la marimba, los radio periódicos, el
ciclismo y las estaciones radiales de mi niñez.
El hombre que me regaló un radio cuando
era niño, y eso despertó ese gusto por el futbol y el conocimiento de los
mejores comentaristas.
Para el amigo, al que me enseño que debía
confiar en mí mismo, al que me dijo que no debía esperar tocar fondo para
superarme.
A la persona que me enseño que para no solo con las manos y mi voz
puedo alabar a Dios, sino con hacer con excelencia todas mis actividades.
Para quien que me mostró que las
oportunidades son para quien las aprovecha, a quien que me dijo que podía tener
mil sueños, pero que el mayor sueño que podría tener es ser papá, y aunque aun
no lo soy, me quedó grabado.
Al compañero de trabajo que me mostró que
la vida está llena de sueños y debemos luchar por ellos aunque se termine muy
cansado.
A quien me demostró que la amistad si
existe, y que hay aspectos claves para demostrarlo.
A los que conocen mis aciertos y también mis errores y aun así me brindan su amistad.
Las personas que han estado conmigo es esos aspectos se darán por aludidos.